Marcaste a fuego tu nombre en mi corazón, a pesar de los golpes y caídas, me levante y sin ánimos de disparar te encerré en mi mas hermosa caja para conservarte en mi mente por siempre.
Te encontré en la luna, en cada estrella y hasta en el sol. Te busque en mi mente y ahí no estabas, sino en mi corazón. Te soñé en mi cama, en mis brazos para ya no encontrarte sino acompañarte. Te posé sobre mis hombros para no dejarte caer, para que a pesar de todo no arruines tus sueños sobre esta arena caliente, soñé protegerte pero ya no eras mía, tu vida ya no me registraría.
Nos bañamos los dos con una lluvia de estrellas, bajo un eclipse de nuestras almas opacadas por la sombra del dolor, nos acariciamos con nuestros suspiros tan inmensos como tu alma y nos miramos con solo sentir nuestra presencia. Tu sonrisa encandilo al sol y tus ojos lo apagaron para dejarnos solos en este profundo sueño que para mi nunca terminaria...
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